Antes de empezar, mezcla una cucharadita de azúcar molida, otra de harina blanca y un poco de sal marina fina y pon esa mezcla entre las palmas de tus manos.
Inmediatamente, busca un rayo de Sol y visualiza como esa luz te envuelve y te protege totalmente.
Colócate hacia la dirección de la que procede el viento y sopla suavemente el polvo de tus manos, el cuál volverá a ti.
A continuación, dirás:
"Aquí estoy en inocencia de pensamiento,
sentimiento y acto.
Pido al Sol que quien me ha
prejuzgado y hecho daño, llene
su corazón con palabras verdaderas.
Que así sea,
que así sea,
que así sea y así se produzca."
El mismo día, por la noche, repetirás el ritual. Esta vez dirigirás tu ojos hacia la luz de la Luna y al soplar el polvo de azúcar, sal y harina que está entre tus manos dirás:
"Pido a la Luna, mi fiel
protectora, que sus rayos
actúen de escudo cuando
alguien quiera hablar
mal de mí."
Debes hacer el ritual completamente concentrado y conseguirás que todas esas malas palabras, negativas y falsas no vuelvan a pronunciarse.
Bendiciones!
Inmediatamente, busca un rayo de Sol y visualiza como esa luz te envuelve y te protege totalmente.
Colócate hacia la dirección de la que procede el viento y sopla suavemente el polvo de tus manos, el cuál volverá a ti.
A continuación, dirás:
"Aquí estoy en inocencia de pensamiento,
sentimiento y acto.
Pido al Sol que quien me ha
prejuzgado y hecho daño, llene
su corazón con palabras verdaderas.
Que así sea,
que así sea,
que así sea y así se produzca."
El mismo día, por la noche, repetirás el ritual. Esta vez dirigirás tu ojos hacia la luz de la Luna y al soplar el polvo de azúcar, sal y harina que está entre tus manos dirás:
"Pido a la Luna, mi fiel
protectora, que sus rayos
actúen de escudo cuando
alguien quiera hablar
mal de mí."
Debes hacer el ritual completamente concentrado y conseguirás que todas esas malas palabras, negativas y falsas no vuelvan a pronunciarse.
Bendiciones!
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