miércoles, 7 de abril de 2010

LOS TUATHA DE DANNAN

Hubo un tiempo, hace miles de años, en que el mundo era uno y todas las manifestaciones de la naturaleza vivían en paz y en armonía, la Tierra no era de nadie y la magia se encontraba libre.

En ese tiempo existió un pueblo de inmortales, descendientes directos de la Diosa Madre Dana y de su consorte, el Dios Padre Bilé, los cuales eran llamados la Tribu de Dannan.

Ellos fueron los herederos de los secretos del Universo, y estaban encargados de transmitir las enseñanzas de la magia de la naturaleza.

Provenían de cuatro grandes ciudades situadas en las cuatro esquinas del mundo, de las cuales trajeron un tesoro.

De Gorias, al Este, trajeron la lanza infalible; de Finias, al Sur, trajeron la espada invencible; de Murias, al Oeste, trajeron el cáliz de la abundancia; y Falias, al Norte, trajeron la piedra del destino.

Estos cuatro obsequios habían sido confeccionados en el Reino del Sidhe por las hadas y espíritus mágicos de la naturaleza como llaves de poder, por lo que poseían el don de abrir las puertas de la magia de la naturaleza.

Los druidas y druidesas, que eran los magos y hechiceras celtas, recibieron las enseñanzas de los Tuatha de Dannan y del Sidhe acerca de cómo trabajar con la magia de la naturaleza a cambio de transmitir este conocimiento a todos los hombres del viejo mundo.

Los druidas y druidesas interesados en preservar el conocimiento, difundieron las prácticas espirituales de la reverencia a la naturaleza; pero con temor de que los hombres no entendieran el mensaje de las hadas y los dioses, decidieron hacerlo sólo en forma de cuentos y canciones que contenían la información sagrada que les había sido revelada; esto evitaría que corazones impuros utilizaran inadecuadamente la magia y así fue como sólo los preparados para oír el mensaje pudieron escucharlo.

Pero el tiempo pasó, y pese a todos los esfuerzos de las sacerdotisas y los magos, llegó el día en que los hombres envenenaron su corazón con codicia y surgió la envidia de querer poseer la tierra y su magia.

La sed de un poder descontrolado había surgido en el viejo mundo y así comenzó la guerra. Algunos clanes decidieron conquistar a los de Dannan y robar las llaves mágicas, no deseaban acabar con ellos, ya que los admiraban por sus conocimientos, pero habían decidido que un clan de magos y estudiosos no podía custodiar tal poder y se lanzaron a luchar una ardua batalla contra los Tuatha de Dannan.

Tristes por los actos de los hombres, decidieron terminar la batalla utilizando sus poderes de invisibilidad y se marcharon a vivir al Sidhe, el mundo de los espíritus de la naturaleza, para jamás volver.

Los reinos se separaron y comenzaron a vivir en planos dimensionales distintos; pero al dividirse la tierra, también se dividió el poder y los conocimientos; así fue como la magia de la naturaleza quedó protegida y oculta de los hombres.

Las hadas guardaron nuevamente las cuatro llaves que abrían las puertas que custodiaban a esta magia hasta que los hombres estuvieran dispuestos a recuperar el legado de la Madre Naturaleza que habían perdido, esperando el momento en que pudieran volver a respetar a todas las manifestaciones de la creación y amarse como hermanos unos a otros.

Bendiciones!