martes, 22 de septiembre de 2009

LA LAVANDA

La lavanda (Lavandula Angustifolia Miller) es una planta originaria de las regiones del mediterráneo, se cultiva con frecuencia en huertos y jardines y crece de forma espontánea en el campo. Los Romanos se perfumaban con ella después del baño (de lavar, “Lavandula”) y llevaban un ramo de lavanda entre las ropas para ahuyentar a los insectos y emanar un suave y delicado aroma.

La lavanda, también llamada espliego (aunque se trata de especies diferentes), es una planta muy conocida, especialmente en el campo de la cosmética, ya que su extracto se utiliza en numerosos productos de perfumería como colonias, jabones, aceites…

Las flores de la lavanda son de color azul-violáceo y se agrupan en espigas muy aromáticas que proporcionan un olor característico.

La planta florece en verano y la recolecta de las flores para uso medicinal se lleva a cabo en los meses de julio y agosto. Se recolectan las flores cuando están abiertas, ya que la parte interesante es la sumidad florida, así que el mejor momento para coger lavanda es elegir un día soleado y bien entrada la mañana. Como contiene componentes alcohólicos, se debe secar a la sombra y a una temperatura inferior a los 35 ºC. A mayor temperatura se evaporan los alcoholes, se altera la esencia y se pierde la actividad terapéutica de la planta.

El componente principal de la lavanda es el aceite esencial, que contiene alcoholes terpénicos (linalol, geraniol y borneol) y sus esteres, entre otras muchas sustancias, son responsables de sus propiedades sedantes del sistema nervioso central, hipotensoras, antiinfecciosas y bactericidas.

La lavanda es un remedio eficaz para calmar los nervios y en caso de ansiedad, irritabilidad, insomnio, taquicardia y migrañas. Es también excelente como tónico digestivo ya que ayuda a expulsar los gases y a eliminar los desagradables retortijones.

Por su acción calmante, antiséptica y cicatrizante, en uso tópico se aplica en baños y compresas para tratar dolores reumáticos, infecciones cutáneas, heridas, picaduras de insectos, etc.

Se aconseja no aplicar aceites esenciales de lavanda por vía interna durante el embarazo, la lactancia, a niños menores de seis años ni a quienes sufren trastornos gastrointestinales de diversa índole (gastritis, úlceras, colon irritable, colitis, etc.) o padecen epilepsia, Parkinson u otras enfermedades neurológicas.

El aceite esencial puede provocar dermatitis de contacto a personas sensibles y en dosis elevadas es neurotóxico.

Se puede preparar una infusión de lavanda mezclada con otras plantas tranquilizantes como tila, amapola, melisa, pasiflora e hipérico. Puesto que se usa como remedio para tratar las migrañas combinada con la verbena, suaviza el fuerte sabor de ésta. Si el fin es mejorar las digestiones se puede tomar combinada con manzanilla, poleo, menta, regaliz y anís.

Por destilación al vapor de las flores de lavanda se obtiene el aceite esencial de un color que va desde el amarillo oscuro al amarillo verdoso, muy empleado en perfumería. De los tallos también se obtiene algo de aceite esencial aunque su aroma no es tan delicado como el de las flores.

El aceite de lavanda es útil para mitigar las molestias de las picaduras de los insectos. Aunque el mayor uso lo encontramos en el campo de la cosmética y aromaterapia, ya que por su aroma suave y balsámico combina estupendamente con muchos aceites esenciales. Se utiliza en los vaporizadores ambientales, en baños, aguas florales, colonias, perfumes, lociones…

La infusión de lavanda es un remedio eficaz para calmar los nervios. Para ello, se hierve agua, se añade una cuchara de sumidades de lavanda por cada taza y se deja el recipiente tapado y en reposo unos minutos. Se recomienda tomar dos tazas diarias después de las comidas.

El alcohol de lavanda es muy adecuado para dar fricciones y calmar tensiones musculares, así como para activar la circulación y aliviar el cansancio si se añaden unas gotas a un baño caliente. Se puede elaborar alcohol de lavanda de una manera sencilla: añadir a un litro de alcohol de 90º unos 30 gramos de esencia de lavanda, dejar macerar durante dos días, filtrar y conservar el producto en un recipiente hermético y en lugar oscuro.

Las flores secas perfuman la ropa y ahuyentan a las polillas, por lo que se pueden colocar pequeñas bolsitas con flores de lavanda en los armarios o dentro de los bolsillos de la ropa.

Bendiciones!

LA INFLUENCIA DEL CICLO LUNAR EN LA ALIMENTACION

Cada etapa del ciclo lunar es una oportunidad de tomar consciencia de nuestro estado de ánimo y de ayudar a nuestro cuerpo y mente a estar en armonía con los ciclos lunares.

Por curiosidad, analiza en este día en qué fase se encuentra la luna y observa a las personas a tu alrededor. En términos generales en luna nueva las personas están un poco confusas, en luna creciente están más animadas y en luna menguante su ánimo decae. Lo mismo sucede a todas las personas, e incluso a los animales y todos los seres que forman la naturaleza.

Nuestro ánimo cambia y estar consciente de ello es importante. Seguir los ciclos de la luna no quiere decir que tengas que regirte forzosamente por sus fases; hay decisiones que no puedes postergar; pero el darte cuenta que no es el momento propicio te dará la clave para saber en qué tienes que esforzarte un poco más.

Luna Nueva.
En la luna nueva tu energía está en su nivel más bajo. Es un buen momento para ayunar o reducir el consumo de alimentos. Un ayuno a base de agua con limón es ideal. Ayuna desde que sale el sol hasta el siguiente día por la mañana. Si nunca haz ayunado un día completo, inicia las primeras veces saltando el desayuno. El ayuno no es propiamente una dieta, es una forma de limpiar tu cuerpo. No olvides tomar tanta agua con limón como tu cuerpo te pida. El agua debe ser sin endulzar.

Once días después de la Luna Nueva.
En este día estás en equilibrio. El sistema glandular se reajusta en ese día. Tu metabolismo entra en fase de cambio. Así que ese día come muy ligero y de preferencia alimentos verdes. Haz una sola comida y el resto del día sólo toma agua con limón. Tu salud mejorará mes tras mes si haces un cambio el día 11 de la luna.

Luna Creciente.
Es el tiempo entre la luna nueva y hasta un día antes de la luna llena. En este tiempo la energía del cuerpo se mueve hacia tus chakras superiores. Es tiempo de hacer cosas nuevas, de conocer gente nueva o de iniciar nuevas relaciones en tu vida. También es buen momento para acelerar proyectos especiales que tengas y que nada tenga que ver con tu vida actual.

Luna Llena.
En luna llena estamos acelerados naturalmente. La energía está es su nivel máximo. Las secreciones del cuerpo estarán al máximo, así que lo ideal es no usar esa energía para consumir alimentos. Ahorra tu energía para reconstruirte a ti mismo. En ese día procura solamente tomar líquidos. Si sientes que requieres comer, entonces toma leche o algún líquido que contenga proteína. No bebas esta leche o el alimento líquido frío; caliéntalo y si es posible hiérvelo y bébelo caliente o tibio. Puedes añadirle alguna hierba o especia como hojas de naranjo, manzanilla, hierbabuena, cardamomo, canela o jengibre. Eso sí, no olvides acoplar tu banquete a la celebración de Esbat.

Luna Menguante.
Es el tiempo entre la luna llena y la luna nueva. Es la mejor época para remover cosas, relaciones o situaciones de tu vida que ya no te sirven. Generalmente no es el mejor tiempo para iniciar nuevos proyectos.

Bendiciones!