sábado, 18 de abril de 2009

HERIDAS DE AMOR

¿Quién no ha sido herido de amor? Todos alguna vez hemos pasado por una tortura semejante.

Las heridas de amor son las que más duelen porque no aceptan costuras, tienen que cerrar solas y lleva mucho tiempo de cicatrización. Qué fácil sería todo si hubiera un cirujano para heridas de amor, alguien con la sabiduría y la experiencia de coser con puntada certera esa abertura que nos deja la pérdida del ser amado.

Las heridas de amor solo pueden ser sanadas, nunca en su totalidad, por otro amor. A la larga se abrirá otra herida, hasta dejar nuestro corazón como un grotesco Frankestein. Pero las heridas de amor son las únicas que nos enseñan a vivir.

Claro que hay dos problemas. Uno es saber dónde está la abertura, porque a veces se siente en el pecho, otras en el estómago, otras es la garganta que se cierra y se niega a comer. ¿Dónde exactamente está la herida de amor?

Y el otro es con qué hilo se puede coser, qué hilado especial habría que usar para que no se vuelva abrir jamás, para no que dejé ninguna huella en nosotros.

Las heridas de amor tardan en sanar, pueden durar meses y hasta años, e incluso quedar para siempre abiertas. Pueden parecer curadas pero el sólo hecho de ver a la persona por la cual se originaron, las abre como por arte de magia. Y otra vez empieza el proceso.

Es duro darse cuenta de que la herida no sangra, pero si que duele más aún que un hueso que se quiebra, la carne que se abre, o la piel que se quema.

Una herida de amor nunca cierra, es para siempre, deja cicatrices internas y externas, y aunque aparentemente nadie más que nosotros sabe que la tenemos, para todos son evidentes sus estragos.

Son el punzo de un cuchillo que deja atrás una geografía de vida… son heridas que atraviesan el alma… las heridas de amor… aunque algunas son dulces siempre dejarán cicatrices marcadas en nuestro corazón… desde que nacemos estamos muriendo constantemente de amor.

Nos guste o no, el amor no es color de rosa, implica siempre algo de dolor… es un dolor dulce y que deja cicatrices bellamente insanas… dignas de apasionados incurables.

Según Paulo Cohelo, los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección.

Y los que jamás fueron heridos por el amor, nunca podrán decir: "He vivido". Porque no vivieron.

Bendiciones!

EL AMOR MATA LENTAMENTE

Acabo de darme cuenta que el amor puro y verdadero no es para mi. Así de simple. Así de sencillo. Y tengo que aprender a vivir con eso.

O tal vez sea que las relaciones que busco son siempre destructivas. En fin. El ultimo hombre que amé se fue, así, como llegó, calladamente. Y no lo voy a buscar. Se fue y ya. Ni modo. Así es la vida. Simplemente no estábamos hechos el uno para el otro.

Vino el nueve de abril que fue mi cumpleaños, y la pasamos muy bien, pero ya no fue lo mismo. Fue la última vez que estuvimos juntos. Ya habíamos tenido problemas. Fue nuestra despedida. Es triste, si, muy triste.

No soportó que yo no fuera una mujer pura y casta. En este país los hombres son muy machistas. Y yo soy un espíritu libre, rebelde y rocanrolero.

Le deseo lo mejor. Mil bendiciones para él. Espero que sea muy muy feliz.

El problema radica en que siempre es lo mismo. Los hombres que amo, se van. Pese a que los trato bien y me vuelco en ellos se van, simplemente se aburren y se van.

Ya ni me sorprende. Tengo ganas de llorar, pero ya no me salen las lágrimas. Estoy acostumbrada, no es la primera vez que sucede. Pero si me prometo que es la última vez que sucede.

Hoy, que es luna menguante me voy a hechizar yo misma. Voy a hacer un ritual y un talismán para nunca jamás volver a pasar por el dolor de amar a un hombre.

Voy a seguir teniendo a todos los hombres que me gustan, eso sí, porque me gustan mucho, mucho. Tengo tres vicios: el rock, el cigarro… y los hombres. Pero jamás me voy a volver a exponer a entregarle mi corazón a nadie. Jamás. Ya he sufrido mucho por eso.

En los siguientes días les platicaré cual fue mi ritual. Ahorita ya me voy a seguir lamiendo mis heridas y rumiando mi dolor en gritos silenciosos y ahogados.

Bendiciones!

CONSAGRACION DE HERRAMIENTAS

Antes de comenzar a utilizar nuestras herramientas de forma ritual debemos prepararlas adecuadamente.

Toda herramienta que adquirimos, ya sea comprada, regalada, nueva o usada, viene arrastrando una carga energética y kármica de las diferentes fuentes de donde proviene.

Debido a esto, ante de hacer uso de ellas debemos limpiarlas, dedicarlas, consagrarlas y cargarlas.

De la misma manera, cuando alguno de nuestros instrumentos deja de ser útil en nuestros rituales debemos desconsagrarlos, que es regresarle su uso mundano. Esto también es válido cuando queremos regalar nuestras herramientas a otra persona. Este ritual, libera cualquier energía que haya quedado en la herramienta.

Podemos realizar estas ceremonias dentro del círculo mágico de poder o en nuestro altar. Puede ser que lo hagamos en un bosque, en una selva, en un río, en una playa o en cualquier otro entorno natural.

La fecha de consagración de nuestras herramientas puede ser cualquiera que sea importante para nosotros: nuestro cumpleaños, nuestra festividad favorita, una fase de Luna llena que nos agrade, etc. Pero la fecha más indicada para hacerlo es Lammas.

No es necesario consagrar todas las herramientas juntas, podemos hacerlo conforme las vamos consiguiendo.

Como primer paso debemos hacer una limpieza física del objeto de polvo y suciedad, así como de toda negatividad o energía ajena a nosotros que pudiera tener acumulada, visualizando como toda esta energía negativa desaparece de nuestro objeto ritual.

Para poder hacer estos rituales necesitamos el siguiente material:

- Incienso de mirra, copal o sangre de dragón para el Aire.
(Personalmente yo le agrego además, una mezcla de hierbas como salvia, menta, canela, ruda, rosas, verbena, milenrama y enebro).
- Una vela blanca para el Fuego.
- Un plato con sal o tierra fresca para la Tierra.
- Un cuenco con agua para el Agua.

Acomodamos nuestro Altar o formamos nuestro círculo de poder.

Si usamos Altar lo acomodaremos así: el incienso en la parte izquierda adelante; la vela en la parte izquierda atrás; el agua en la parte derecha atrás; y la sal o tierra en la parte derecha adelante.

Si usamos Círculo de Poder queda de la siguiente manera: el incienso en el este; la vela en el sur; el agua en el oeste y la sal y la tierra en el norte.

Encendemos el incienso y la vela, pasamos el instrumento por cada uno de los elementos mientras decimos:

“Yo te limpio ______________ (nombre del instrumento y el material del cual está hecho, por ejemplo athame de plata, o varita de manzano, etc.) en el nombre del Dios y de la Diosa con el ______________ (Fuego, Aire, Agua, Tierra), y elimino de ti toda suciedad y negatividad que puedas tener. Por eso, estás limpio. Así sea”.

Así vamos repitiendo con cada elemento.

Una vez que esté libre de energías negativas, podemos pasar al siguiente paso, que es la consagración ritual.

Para hacer esto colocamos lo que vayamos a consagrar sobre el pentáculo, y tocándolo con nuestra mano de poder decimos:

“Yo te consagro ______________ (nombre del instrumento y el material del cual está hecho, por ejemplo athame de plata, o varita de manzano, etc.) con los poderes del aire, la tierra, el agua, el fuego y el espíritu. Serás usado solo para el bien, acorde a mi voluntad y a la ley de los Dioses. Me servirás bien en el mundo, entre mundos y en todos los mundos. Así sea”.

Pasamos la herramienta tres veces por el humo del incienso, mientras decimos:

“Por los poderes del aire, seas purificado (a)”.

Pasamos la herramienta tres veces sobre la llama de la vela, mientras decimos:

“Por los poderes del fuego, seas purificado (a)”.

Asperjamos unas gotas de agua en la herramienta, mientras decimos:

“Por los poderes del agua, seas purificado (a)”.

Asperjamos sal o tierra en la herramienta, mientras decimos:

“Por los poderes de la tierra, seas purificado (a)”.

Después de esto, cargamos la herramienta frotándola en deosil y visualizando cómo adquiere nuestra energía. La colocamos sobre el pentáculo y la elevamos con ambas manos, diciendo:

“Te cargo ______________ (nombre del instrumento y el material del cual está hecho, por ejemplo athame de plata, o varita de manzano, etc.), por los Antiguos Dioses; por la Diosa y por el Dios, por el Espíritu, por las virtudes del Sol, la Luna y las Estrellas; por los poderes del Aire, Fuego, Agua y Tierra; que a través tuyo obtenga todo lo que deseo. Dioses Antiguos, carguen este (a) ______________ (nombre del instrumento y el material del cual está hecho, por ejemplo athame de plata, o varita de manzano, etc.) con sus poderes”.

Algunos sugieren que el agua contenga una gota de sangre del brujo para hacer un vínculo de unión más fuerte.

También puede pasar que no queramos usar más un objeto para los rituales, o que lo queramos regalar a algún Wiccano especial. Entonces debemos desconsagrarlo. En este caso, el objeto vuelve a su uso mundano y lo despojamos de toda energía espiritual que pueda tener cargado. Este ritual libera cualquier energía espiritual que haya quedado en la herramienta.

Para desconsagrar un objeto podemos utilizar un procedimiento similar al que se utilizó para consagrarlo, diciendo las siguientes palabras:

“Yo te desconsagro ______________ (nombre del instrumento y el material del cual está hecho, por ejemplo athame de plata, o varita de manzano, etc.), y te retorno a tu uso mundano. Libero todas las energías con las que has sido cargado, menos aquellas del material con el que estás hecho. Señor y Señora, sean mis testigos. Así sea”.

Cuando cargamos una herramienta esta debe ser utilizada de inmediato para fortalecer y ligar la consagración.

Bendiciones!