sábado, 18 de abril de 2009

EL AMOR MATA LENTAMENTE

Acabo de darme cuenta que el amor puro y verdadero no es para mi. Así de simple. Así de sencillo. Y tengo que aprender a vivir con eso.

O tal vez sea que las relaciones que busco son siempre destructivas. En fin. El ultimo hombre que amé se fue, así, como llegó, calladamente. Y no lo voy a buscar. Se fue y ya. Ni modo. Así es la vida. Simplemente no estábamos hechos el uno para el otro.

Vino el nueve de abril que fue mi cumpleaños, y la pasamos muy bien, pero ya no fue lo mismo. Fue la última vez que estuvimos juntos. Ya habíamos tenido problemas. Fue nuestra despedida. Es triste, si, muy triste.

No soportó que yo no fuera una mujer pura y casta. En este país los hombres son muy machistas. Y yo soy un espíritu libre, rebelde y rocanrolero.

Le deseo lo mejor. Mil bendiciones para él. Espero que sea muy muy feliz.

El problema radica en que siempre es lo mismo. Los hombres que amo, se van. Pese a que los trato bien y me vuelco en ellos se van, simplemente se aburren y se van.

Ya ni me sorprende. Tengo ganas de llorar, pero ya no me salen las lágrimas. Estoy acostumbrada, no es la primera vez que sucede. Pero si me prometo que es la última vez que sucede.

Hoy, que es luna menguante me voy a hechizar yo misma. Voy a hacer un ritual y un talismán para nunca jamás volver a pasar por el dolor de amar a un hombre.

Voy a seguir teniendo a todos los hombres que me gustan, eso sí, porque me gustan mucho, mucho. Tengo tres vicios: el rock, el cigarro… y los hombres. Pero jamás me voy a volver a exponer a entregarle mi corazón a nadie. Jamás. Ya he sufrido mucho por eso.

En los siguientes días les platicaré cual fue mi ritual. Ahorita ya me voy a seguir lamiendo mis heridas y rumiando mi dolor en gritos silenciosos y ahogados.

Bendiciones!

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