jueves, 19 de marzo de 2009

LOS CUATRO DRAGONES

Hace mucho tiempo, cuando no había ríos ni lagos en la Tierra sino solamente el mar del Este, habitaban en él cuatro dragones: el Gran Dragón, el Dragón Amarillo, el Dragón Negro y el Dragón Perlado. Un día, los cuatro dragones volaron desde el mar hacia el cielo, en donde comenzaron a jugar con las nubes.

De pronto uno de los dragones dijo a los demás “¡Vengan rápido a ver esto, por favor!”. "¿Qué sucede?” preguntaron al unísono los otros tres, mirando hacia donde apuntaba el Dragón Perlado.

Abajo, en la Tierra, se veía una multitud ofrendando panes y frutas y quemando incienso. Entre el gentío se destacaba una anciana de cabellos blancos, arrodillada en el suelo con un niño pequeño atado a su espalda. Ella rezaba: “Dios de los Cielos, por favor, envíanos pronto la lluvia para que tengamos arroz para nuestros niños”. Y es que no había llovido por largo tiempo. Los cultivos se secaban, la hierba estaba amarilla y la tierra se resquebrajaba bajo el sol ardiente.
"¡Cuán pobre es esta gente!” dijo el Dragón Amarillo, “y morirán si no llueve pronto”.

El Gran Dragón asintió. Entonces propuso "Vayamos a rogarle al Emperador de Jade para que haga llover”.

Dicho lo cual dio un salto y desapareció entre las nubes. Los demás lo siguieron de cerca y todos volaron hacia el Palacio del Cielo. El Emperador de Jade era muy poderoso, pues estaba a cargo de los asuntos del cielo y de la tierra. Al emperador no le agradó ver a los dragones llegar a toda velocidad.

"¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no se comportan como es debido y se quedan en el mar?

El Gran Dragón se adelantó y dijo: “Los cultivos de la Tierra se secan y mueren, su majestad. Le ruego que envíe pronto la lluvia”. “Muy bien. Primero vuelvan al mar y mañana enviaré la lluvia”, dijo el emperador.
Los cuatro dragones le agradecieron y regresaron muy alegres. Pero pasaron diez días y ni una sola gota de agua cayó del cielo. La gente sufría más, algunos comían raíces, algunos comían arcilla, cuando ya no hubo más raíces.
Viendo esto, los dragones se pusieron muy tristes, pues sabían que el Emperador de Jade sólo se preocupaba por su propio placer y nunca se tomaba a la gente en serio. Sólo ellos cuatro podían ayudar a la gente, pero ¿cómo hacerlo? Mirando hacia el vasto océano, el Gran Dragón dijo tener la solución.

"¿De qué se trata? ¡Habla ya!” dijeron los otros tres.

"Miren. ¿No hay muchísima agua en el mar en donde vivimos? Podríamos tomarla y arrojarla hacia el cielo, entonces caería como si fuera lluvia y se salvarían la gente y sus cultivos” dijo el Gran Dragón. “¡Buena idea!” dijeron los demás aplaudiendo.“Pero”, advirtió el Gran Dragón, “si el emperador se entera nos castigará”.

"Haría cualquier cosa con tal de ayudar a la gente” dijo el Dragón Amarillo.

"Entonces comencemos. De seguro no nos arrepentiremos” dijo el Gran Dragón.

El Dragón Negro y el Perlado no se quedaron atrás y volaron hacia el mar para llenar sus bocas de agua, que luego soltaron sobre la Tierra. Los cuatro dragones iban y venían y el cielo se oscureció de tanta actividad. No pasó mucho rato hasta que el agua del mar estaba derramándose en forma de lluvia sobre toda la Tierra.

"¡Llueve, llueve! ¡Los cultivos se salvarán!” toda la gente saltaba y gritaba de alegría. Las espigas de trigo y el sorgo se enderezaron. El Dios del Mar descubrió lo que estaba sucediendo e informó al emperador.

"¿Cómo se atreven los cuatro dragones a dar lluvia sin mi permiso?” El Emperador de Jade estaba furioso y ordenó a las tropas del cielo que apresaran a los dragones. Los dragones, en evidente inferioridad numérica, no pudieron defenderse y pronto fueron arrestados y llevados al Palacio del Cielo.

"Ve y pon cuatro montañas sobre los cuatro dragones, para que nunca más puedan escapar” ordenó el emperador al Dios de las Montañas. Este uso su magia para que cuatro grandes montañas aparecieran volando y cayeran sobre los cuatro dragones. Aún así, los dragones nunca se arrepintieron de sus actos. Decididos a ayudar a la gente por toda la eternidad, se convirtieron en cuatro ríos, que corrieron atravesando las montañas y los valles, cruzando el territorio de oeste a este para llegar finalmente a su hogar, el mar.
Y así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (Dragón Negro) en el norte, el Huanghe (Río Amarillo) en el centro, el Changjiang (Yangtze, o Gran Río) en el sur y el Zhujiang (Perlado) mucho más al sur.

Bendiciones!

DRAGONES II

LINDWURM
El Dragón Lindwurm hacía reinar el terror en un bosque cercano al Rin. Siegfried, un joven herrero aprendiz, juzgado demasiado fuerte y patoso por su maestro, fue enviado a este bosque, para que el dragón le devorase. Pero Siegfried luchó con todas sus fuerzas y consiguió vencerlo con ayuda del fuego y lo cortó en dos. Después, se bañó en la sangre del dragón y ganó una nueva fuerza que le permitió comenzar su largo periplo de héroe.

SYBARIS
El Dragón hembra Sybaris exigía todos lo años, a los habitantes de Delfos, un joven hombre puro, al que devoraba. Un valeroso guerrero, apenado por la futura víctima, por su belleza y juventud, decidió acompañarle hasta el lugar de sacrificio. Una vez delante del dragón, y haciéndose pasar por la víctima, se enfrentó al dragón al que mató sin piedad.

GUIVRE
El Dragón la Guivre mataba a todos los habitantes que encontraba en la Francia Medieval, con su aliento envenenado. Fue vencida por un paisano que se bañaba desnudo. El dragón, cuando vio la desnudez del hombre, huyó para no volver jamás.

HIDRA
El Dragón Hidra, devastaba con su aliento todo el campo del Peloponeso, destruyendo todo a su paso. La Hidra poseía nueve cabezas y cuando Hércules se le enfrentó, se percató de que cada vez que le cortaba una cabeza, ésta volvía a crecer. Al final, consiguió vencerle prendiendo fuego a cada muñón.

TEMPESTAD
Un dragón Tempestad vivía en un pozo de Austria, con sus riquezas. Cuando un paisano descubrió su escondite y le voló sus tesoros, el dragón desencadenó terribles tormentas. El río se desbordó y arrasó todo a su paso. Al final, las riquezas del dragón fueron a parar a manos de los más valientes, quienes fueron al puente cuando comenzaron las tempestades. Gracias a su valerosa acción, se hicieron ricos.

JILOCASIN
El Dragón Jilocasin, dotado de sabiduría y amante del arte, vivía en Gasconia. Salvó, por muy poco, a una mujer y a su bebé, de un marido cupido que pretendía matarlos, para heredar todos sus bienes. Acabó casándose con la mujer con la que tuvo un hijo. Pero ella no sobrevivió al parto. Por lo que el Dragón terminó educando a los dos hijos en el amor de la poesía y de la filosofía.

MONT BLANC
El Dragón Mont Blanc, en la antigüedad, cada año devoraba a una virgen de la ciudad, del mismo nombre. Cuando no lo conseguía, destruía todo el ganado y los campos de los habitantes. Fue vencido por la hija del Rey y por el valiente caballero San Jorge, quien pasó el cinturón de la princesa por el cuello del Dragón, para domesticarle.

ARES
El Dragón Ares impedía al guerrero Cadmos de Tyr, crear una nueva y próspera ciudad, como deseaba Atenea. Cadmos combatió al Dragón, emitiendo gritos infernales, que despertaron al los dioses del Olimpo. Zeus ordenó que cesasen los gritos y el combate y ayudó al guerrero a ganar. Éste último le rompió los dientes al dragón y los plantó en la tierra, de los que nacieron valerosos guerreros que protegieron la nueva ciudad.

TARASCA
El Dragón hembra Tarasca vivía en las aguas del Ródano, cerca de Tarascon e hundía a todos los que navegaban o deseaban atravesar el río. Fue vencida por Santa Marta, quien le hizo frente con una cruz y una copa de agua bendita.

PRÍNCIPE
Un Dragón se transformó en Príncipe y cortejó a una bella princesa con la que se desposó. La bella estaba muy enamorada de su esposo, aunque siempre se sentía intrigada por su gran secreto. Convinieron que ella nunca debía penetrar en su habitación a ciertas horas. La curiosidad fue más fuerte que ella y la princesa descubrió que su príncipe era un dragón. Debido a esta traición, él la repudió.

GÁRGOLA
El Dragón Gárgola surgió del Sena en el año 500. Inundó Rouen, durante varios años seguidos, a causa de las enormes olas que provocaba al moverse. Fue vencido por dos hombres valientes, el obispo de la ciudad y un prisionero condenado a muerte.


Muchos más dragones han existido en la historia de nuestro planeta, pero estos son los que llegaron hoy a mi y por eso quiero compartirlos con ustedes.

Cada uno de estos dragones nos muestra nuestras propias virtudes y defectos, y debemos tomarlos como una enseñanza de vida.

Bendiciones!

DRAGONES I

Los Dragones son hijos o representantes de poderes elementales, de la tierra primigenia y de las fuerzas del caos.

Sus representaciones son muy diversas. Los dragones pueden tener de una a siete cabezas, pero todas con afilados y amenazadores dientes. Existen los que tienen patas y otros más parecidos a serpientes que no las tienen. Sólo algunos poseen alas, y los hay con ambas cosas, patas y alas.

Su sangre es considerada como venenosa y su aliento, además de fétido e insoportable, lanza llamas.

No todos tienen la capacidad de volar, algunos marinos o terrestres no lo hacen.

Pueden vivir en cuevas, lagos, pantanos o montañas.

Su relación con las mujeres es compleja. Algunas veces, el rapto de alguna doncella por un dragón no significa la muerte de esta, sino una buena amistad entre ambos. En otros casos, mujeres con poderes mágicos los utilizan para sus fines o simplemente los mantienen a su lado como fieras inofensivas.

También se han catalogaron a los dragones en varias especies:

Los del cielo que son los encargados de sostenerlo.
Los del aire que controlan las lluvias y el clima.
Los terrestres que cuidan de los ríos, lagos y mares.
Los subterráneos que guardan tesoros de oro y piedras preciosas.

En cada una de las categorías existen subcategorías: alados, serpenteantes, con garras o cornudos.

Y se les clasifica también por colores. Los hay azules, rojos, negros, dorados, verdes, negros, amarillos.

Una característica especial de los dragones es que poseen sentimientos y razón, pueden pensar más que un humano, y por lo tanto aliarse, organizarse y hasta hacer tratados de paz, además, a pesar de su gran fuerza, suelen ser mas cargados a ganar por el intelecto que por fuerza, sabiendo que su intelecto es mejor que el nuestro.


A través de la historia, el hombre se ha sentido atraído y fascinado por el mundo de los dragones, criaturas que han estado siempre presentes en los mitos y en las leyendas de casi todas las culturas del mundo.

Los aztecas, los esquimales inuit y las tradicionales y milenarias dinastías chinas, creían en la existencia de estos particulares animales. La fascinación por los dragones queda patente en la historia de la mayoría de las culturas. De todas las criaturas retratadas en fantasías y mitos, los dragones, tanto buenos como malos, son los más populares. Desde el principio de los tiempos, sus leyendas se han transmitido de generación en generación en prácticamente todas las sociedades.

A través del tiempo y en diferentes lugares del planeta, estos animales pudieron haber evolucionado en varias especies que se vieron obligadas a adaptar sus cualidades físicas y su comportamiento a las condiciones medioambientales.

En las antiguas creencias occidentales, los dragones eran frecuentemente representados como demonios o criaturas peligrosas. Las leyendas de la Edad Media enseñaban la matanza de los dragones como un ritual que los caballeros debían superar. Por el contrario, en las culturas asiáticas siempre se consideró al dragón como un símbolo de suerte y poder, una creencia que actualmente ha adoptado también Occidente.

El rasgo común de todos los dragones es como todo tipo de características de animales de tierra, mar y aire, se fusionan de una forma tan armoniosa, que siempre resulta ser una de las criaturas más bellas e imponentes que se hayan visto, y que representan el más perfecto balance entre belleza y fealdad. Un animal divino y el único digno de ser el emblema y guardián del poder de la naturaleza.

El simbolismo alrededor del dragón es esencialmente el de la lucha. La lucha entre el dragón y un héroe o un Dios tiene, sin embargo, distintos significados. En estos míticos combates el dragón asume dos papeles, el de devorador y el de guardián que tienen finalmente una sola raíz: el de un ser cósmico en espera, cuya acción implica tanto la muerte como el nacimiento de un orden universal.

En el Oriente Medio simbolizaba el mal y la ruina. En la Biblia hebrea el dragón representa el mal, la muerte y a veces la sabiduría.

En Lejano Oriente los dragones eran, y en algunos cultos son todavía, reverenciados como representantes de las fuerzas primitivas de la naturaleza y el universo.

A diferencia de sus congéneres occidentales, los dragones orientales no escupen fuego ni tienen alas, aunque normalmente pueden volar gracias a la magia. Un dragón típico de Oriente tiene cuernos de ciervo, cabeza de caballo, cuello de serpiente, garras de águilas, orejas de toro y bigotes largos como los de los gatos. En las leyendas chinas hay dragones que vigilan los cielos, dragones que traen la lluvia, y dragones que controlan los ríos y arroyos. En Japón, donde se los tiene por seres sabios, amables y siempre dispuestos a ayudar, los dragones han sido durante siglos el emblema oficial de la familia imperial.

En Oriente, el dragón siempre se ha considerado una criatura benéfica y un símbolo de buena fortuna. En el Himalaya representan la buena suerte.

Los dragones chinos y japoneses simbolizan el poder espiritual supremo, el poder terrenal y celestial, el conocimiento y la fuerza, y por lo tanto son benévolos. Proporcionan salud y buena suerte y viven en el agua. Según las antiguas creencias chinas, traen la lluvia para la recolección. Es por eso que el dragón se convirtió en el símbolo imperial de ese país.

También éste se representa con cuernos y escamas, y su espinazo está erizado como en púas, y tiene una perla en la garganta que puede escupir, la cual representa el poder del sol que en él reside y es la base de su fuerza y poderes. Esta poderosa perla es la piedra más sagrada y preciosa, de brillo propio y muy pero muy pesada, la llaman: «piedra que concede todos los deseos» y está situada exactamente en el nivel nueve del cuello de un dragón. La perla puede regir, y de hecho rige, las mareas, las fases de la luna, la lluvia, el trueno, el relámpago eléctrico y el mismo ciclo de la vida-muerte-transformación-renacimiento. Los dragones a veces las escupen, y su brillo puede iluminar bien una casa entera y, de hecho, lo mejor de estas poderosas piedras es: Saborearlas pues saben al mejor y más fino sorbo de vino jamás creado. Además quien posea una jamás podrá abusar de ella para su beneficio propio y sólo podrá usarse siempre para lo que fue creada: para beneficio común de la naturaleza y todas sus especies (incluidos los humanos).

En la mitología clásica, se asocia el dragón con un guardián. El de Ladón protege las manzanas de oro en el jardín de las Hespérides, papel que reaparece en los romances medievales, donde los dragones custodian, con frecuencia, doncellas cautivas. Los griegos y los romanos creían que eran capaces de entender, y transmitir a los mortales, los misterios del mundo.

Las tribus nórdicas de Europa asociaban su folclore con varios aspectos terroríficos del dragón.

La mitología germana incluye al dragón entre las fuerzas del inframundo. Se alimenta de las raíces del fresno sagrado que extiende sus raíces a través de todos los mundos.

Los antiguos escandinavos (los vikingos), adornaban las proas de sus naves esculpiéndolas en forma de dragón. Usaban esta decoración en la creencia de que así asustarían a los espíritus que vigilaban las costas a las que llegaban.

Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques, cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los magos. Entre los conquistadores celtas de Britania fue símbolo de soberanía, y durante la ocupación romana de la isla adornó los estandartes de guerra, convirtiéndose en un símbolo heráldico y luego militar.

Entre los romanos, como se dijo más arriba, el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.

Los cristianos heredaron la idea hebrea del dragón, que aparece en el Apocalipsisn del apóstol Juan, y en otras tradiciones posteriores. En el arte cristiano del Medioevo simboliza el pecado y al aparecer bajo los pies de los santos y mártires representa el triunfo de la fe y los reinos cristianos sobre el diablo y el paganismo. La leyenda de san Jorge y el dragón ilustra claramente este significado.

Se presentaban a menudo también como representaciones de la apostasía, la herejía y la traición, pero también de cólera y envidia, y presagiaban grandes calamidades. Varias veces significaban la decadencia y la opresión, aunque sirvieron también como símbolos para la independencia, el liderazgo y la fuerza. Los colores a menudo determinaron el simbolismo que un dragón tenía.

En la Mesoamérica precolombina existe una gran tradición de veneración a la serpiente-dragón como animal sagrado. Las serpientes-dragón mesoamericanas a menudo son acompañantes de Dioses a quienes asisten en sus deberes. Tal es el caso del dios tutelar de los tenochcas, Huitzilopochtli, a quien una serpiente-dragón de fuego asiste como arma. Algunos Dioses responsables de la lluvia, excepto Tláloc, montan serpientes-dragón de viento mientras lanzan dardos y flechas a las nubes ocasionando la lluvia.

Me da muchísimo gusto escribir sobre el folclore y las sabias tradiciones de mi país, y puedo decir que algunas serpientes-dragón de las antiguas culturas mexicana precolombinas son:
Ehecoatl
Serpiente de viento. Decían los antiguos nahuas que el dragón de viento barría con su aliento la tierra preparándola para recibir el regalo del agua divina, de esta manera se explicaban el viento que sopla anunciando la inminente lluvia por caer. Estas serpientes habitaban exactamente en mi lugar de residencia: Ecatepec. De verdad, es un gusto encontrarme y poder dar a conocer mis raíces.
Mazacoatl
Serpiente venado. Este tipo de serpientes son viciosas, mitad venado mitad serpiente, es un ser que disfruta al seducir a los mortales para después devorarlos. Desempeña un papel similar al de las sirenas o las arpías de la mitología griega.
Ocelocoatl
Serpiente Jaguar. La serpiente tigre tiene la mitad anterior del cuerpo como el de un jaguar y de la cintura a la punta de la cola tiene el cuerpo de una serpiente. Esta serpiente simboliza la tierra (Jaguar) y el agua (serpiente) en relación, dependientes la una de la otra.
Quetzalcoatl
La más grande, gloriosa, sagrada, temida y venerada de las serpientes-dragón de los antiguos mexicanos. Serpiente preciosa. La traducción literal anteriormente usada de ‘serpiente emplumada’ ha ido cambiando conforme a nuevos hallazgos e interpretaciones de las culturas nahuas. El término "quetzalli" en el caso de Quetzalcóatl significa precioso debido al plumaje reluciente del dragón, recordemos que las plumas eran utilizadas por los pueblos americanos a manera de joyas y las plumas de quetzal eran las más preciosas de todas, de ahí que el término haya pasado de ‘serpiente emplumada’ a ‘serpiente preciosa’, que es un término más conceptual y no una mera traducción literal. Así bien la serpiente preciosa posee un plumaje de brillantes colores en donde predomina el verde turquesa, además de un gran tocado de plumas rodeando su cabeza a manera de melena. Aparece representado en muchas culturas como ornamento en muchas partes, desde vasijas ornamentadas hasta templos y edificios. La serpiente preciosa es casi exclusivamente identificada con el dios tolteca Quetzalcóatl, el que fue reverenciado por múltiples culturas del Valle de México como los teotihuacanos, los propios toltecas y hasta los tenochcas, como podremos evidenciar en el arte de cualquiera de estos pueblos.
Xiuhcóatl
Serpiente de fuego. Se trata de una serpiente color verde turquesa que puede verse en los cielos nocturnos cuando cruza el firmamento a toda prisa como estrella fugaz. Su apariencia es similar a la de la ‘serpiente preciosa’, pero se puede diferenciar ya que en algunas ocasiones es representado como rojo con flamas turquesa alrededor de su cuerpo y con un tocado de largas plumas en vez de la melena característica de la serpiente preciosa, además que muy frecuentemente es representado con un cascabel en la punta de la cola.


Entre los mayas, Tepew y Kukumatz: según las historias del Popol Vuh, fueron dos Dioses serpiente que dieron forma y orden a todo lo creado por Corazón del Cielo a partir del caos primitivo. Cabe destacar que Kukumatz comparte muchas características con otro Dios maya: Kukulkán, y con la máxima divinidad azteca: Quetzalcóatl. Las tres son representaciones de los mismos arquetipos.

En torno a Los Andes se creía en el poder que ejercían las "serpientes del abismo marítimo y de la montaña esplendorosa". Estas eran criaturas de grandes proporciones que también son considerados dragones.

Las bestias de la mayor parte de Sudamérica estaban ampliamente relacionadas con enormes serpientes que se remontaban con los orígenes de la humanidad, coincidiendo con otras regiones del planeta. Pero, a diferencia del viejo mundo, estos dragones no presentan unicidad ni en sus características predominantes ni en sus actitudes, aún siendo de aspectos semejantes. De hecho, tales dragones mantenían una historia de conflictos entre sí que se remonta al primitivo pasado de las culturas americanas. La leyenda de Ten Ten y Cai Cai Vilu refleja esto, al enfrentarse ambas serpientes (Mar y Tierra) por el futuro del pueblo mapuche.

Según los egipcios, Apohis, dragón de la oscuridad, era expulsado cada mañana por Ra, el Dios sol.

Siempre ha habido una fascinación por los dragones. Muchas culturas del mundo se han aportado partes nuevas al mito, y cada cultura se refiere a los dragones a su manera.

Hoy en día la idea de que los dragones aun existen fascina a cualquiera que crea que es posible, pero tal como muchas criaturas pudiera existir y no haber sido descubierta, o tal vez extinguidos o tal vez nunca aparecieron, lo mas importante de un dragón y parte innegable es lo que representa, para cada cultura y para cada persona, así como existen diferentes formas de verlo, hay diferentes formas de describirlo, algunas veces representara un animal, otras magia, otras la fuerza de la naturaleza, y hasta puede significar miedo y respeto.

Los dragones han sido atrapados entre los libros y las leyendas de muchas culturas. Tal vez, los dragones son creados por los humanos, con todas las virtudes que creemos tener o añoramos, pero los dragones se defienden diciendo: “Somos seres Mágicos, y la magia no necesita explicación”. Tal vez nosotros mismos los hicimos reales, la magia del dragón puede sentirse cuando lo imaginas, cuando lees una historia sobre ellos y en tu mente sabes que es real.

Además si son seres mágicos significa que solo can magia se entienden, la magia otra ciencia olvidada que aun tiene misterios que la ciencia no ha podido explicar, puede ser la base de los dragones, algo que muy pocos podemos comprender.

Los Dragones son la magia, y cada vez que uno de ellos nace, nace con él una magia nueva, y cuando mueren, muere una magia. Ellos son como la naturaleza, portadores de la energía que nos rodea. Se dice que un dragón al morir asciende a las estrellas.

Los dragones nunca han necesitado explicaciones, por que cuando uno escucha de ellos cree ciegamente en que es verdad, se adueñan de millones de corazones alrededor del mundo, y si muchas cosas que no existen en la realidad se consideran reales, los dragones serian de las primeras de la lista.

La prueba de que existen es que alguna vez debes de escuchar el viento con atención algunos minutos, en silencio total, y te aseguro a lo lejos escucharas un rugido, como el aullar de un lobo, ellos no se revelaran ante tus ojos, pero si crees con suficiente fuerza en ellos tal vez algún día en algún lugar y sin previo aviso, sientas que te observan y en el limite de vista de tu ojo puedas ver una sombra sentada junto a ti.

Pero nadie puede negar que aunque sea en la imaginación, mientras haya humanos, habrán Dragones.

Bendiciones!