jueves, 19 de marzo de 2009

DRAGONES II

LINDWURM
El Dragón Lindwurm hacía reinar el terror en un bosque cercano al Rin. Siegfried, un joven herrero aprendiz, juzgado demasiado fuerte y patoso por su maestro, fue enviado a este bosque, para que el dragón le devorase. Pero Siegfried luchó con todas sus fuerzas y consiguió vencerlo con ayuda del fuego y lo cortó en dos. Después, se bañó en la sangre del dragón y ganó una nueva fuerza que le permitió comenzar su largo periplo de héroe.

SYBARIS
El Dragón hembra Sybaris exigía todos lo años, a los habitantes de Delfos, un joven hombre puro, al que devoraba. Un valeroso guerrero, apenado por la futura víctima, por su belleza y juventud, decidió acompañarle hasta el lugar de sacrificio. Una vez delante del dragón, y haciéndose pasar por la víctima, se enfrentó al dragón al que mató sin piedad.

GUIVRE
El Dragón la Guivre mataba a todos los habitantes que encontraba en la Francia Medieval, con su aliento envenenado. Fue vencida por un paisano que se bañaba desnudo. El dragón, cuando vio la desnudez del hombre, huyó para no volver jamás.

HIDRA
El Dragón Hidra, devastaba con su aliento todo el campo del Peloponeso, destruyendo todo a su paso. La Hidra poseía nueve cabezas y cuando Hércules se le enfrentó, se percató de que cada vez que le cortaba una cabeza, ésta volvía a crecer. Al final, consiguió vencerle prendiendo fuego a cada muñón.

TEMPESTAD
Un dragón Tempestad vivía en un pozo de Austria, con sus riquezas. Cuando un paisano descubrió su escondite y le voló sus tesoros, el dragón desencadenó terribles tormentas. El río se desbordó y arrasó todo a su paso. Al final, las riquezas del dragón fueron a parar a manos de los más valientes, quienes fueron al puente cuando comenzaron las tempestades. Gracias a su valerosa acción, se hicieron ricos.

JILOCASIN
El Dragón Jilocasin, dotado de sabiduría y amante del arte, vivía en Gasconia. Salvó, por muy poco, a una mujer y a su bebé, de un marido cupido que pretendía matarlos, para heredar todos sus bienes. Acabó casándose con la mujer con la que tuvo un hijo. Pero ella no sobrevivió al parto. Por lo que el Dragón terminó educando a los dos hijos en el amor de la poesía y de la filosofía.

MONT BLANC
El Dragón Mont Blanc, en la antigüedad, cada año devoraba a una virgen de la ciudad, del mismo nombre. Cuando no lo conseguía, destruía todo el ganado y los campos de los habitantes. Fue vencido por la hija del Rey y por el valiente caballero San Jorge, quien pasó el cinturón de la princesa por el cuello del Dragón, para domesticarle.

ARES
El Dragón Ares impedía al guerrero Cadmos de Tyr, crear una nueva y próspera ciudad, como deseaba Atenea. Cadmos combatió al Dragón, emitiendo gritos infernales, que despertaron al los dioses del Olimpo. Zeus ordenó que cesasen los gritos y el combate y ayudó al guerrero a ganar. Éste último le rompió los dientes al dragón y los plantó en la tierra, de los que nacieron valerosos guerreros que protegieron la nueva ciudad.

TARASCA
El Dragón hembra Tarasca vivía en las aguas del Ródano, cerca de Tarascon e hundía a todos los que navegaban o deseaban atravesar el río. Fue vencida por Santa Marta, quien le hizo frente con una cruz y una copa de agua bendita.

PRÍNCIPE
Un Dragón se transformó en Príncipe y cortejó a una bella princesa con la que se desposó. La bella estaba muy enamorada de su esposo, aunque siempre se sentía intrigada por su gran secreto. Convinieron que ella nunca debía penetrar en su habitación a ciertas horas. La curiosidad fue más fuerte que ella y la princesa descubrió que su príncipe era un dragón. Debido a esta traición, él la repudió.

GÁRGOLA
El Dragón Gárgola surgió del Sena en el año 500. Inundó Rouen, durante varios años seguidos, a causa de las enormes olas que provocaba al moverse. Fue vencido por dos hombres valientes, el obispo de la ciudad y un prisionero condenado a muerte.


Muchos más dragones han existido en la historia de nuestro planeta, pero estos son los que llegaron hoy a mi y por eso quiero compartirlos con ustedes.

Cada uno de estos dragones nos muestra nuestras propias virtudes y defectos, y debemos tomarlos como una enseñanza de vida.

Bendiciones!

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