martes, 23 de junio de 2009

LAS HADAS

Los griegos creían que las hadas eran descendientes de las tres diosas importantes de su religión: Afrodita, Atenea y Artemisa.

Ellas se habrían multiplicado convirtiéndose en un gran número de seres femeninos que tendrían la tarea de guiar a los hombres en su destino y ayudar a las mujeres en sus partos.

Los romanos tomaron la idea de la Tria Fata de las Moiras griegas, de las que adoptaron todas sus características. También eran tres, Cloto, Láquesis y Átropo, y velaban en un palacio cercano al Olimpo por la vida de los hombres.

Con el paso del tiempo se convirtieron en divinidades, y fue a partir de la epopeya de Homero, "La Ilíada", cuando quedaron establecidas como reguladoras de nuestras vida: Cloto hilaba, simbolizando el curso de nuestra camino en la tierra; Láquesis enrollaba, transcurriendo así la vida del individuo; y Átropo cortaba el hilo cuando acababa nuestra existencia.

Hay creencias que sostienen que son los seres más antiguos del planeta y que ya existían antes de que se formasen las montañas y los mares. Cuando se crearon los montes, los árboles, los mares y los ríos, todos anteriores a la creación humana, las hadas se refugiaron en la Natura y en ella se quedaron. Después, ante la civilización humana y su desarrollo, se ocultaron en cuevas y marismas.

La palabra “hada” viene del latín. Se acepta que viene de “fatum”, en su forma plural fata, que significa oráculo, designando así el destino, el hado, el futuro. Esta palabra tiene la misma raíz en todas las lenguas y su significado es el mismo por lo cual se da una universalidad del concepto de hadas.

Las leyendas dicen que los Romanos se las llevaron con ellos en su expansión y así se extendieron por Europa, llegando a la Galias y a Inglaterra. Asimismo, con las Cruzadas, se introdujeron en la vieja Europa las creencias orientales acerca de seres fantásticos y espíritus, forjando toda una red de cuentos sobre el tema.

Curiosamente, también hay una teoría que sostiene que las hadas son ángeles caídos o paganos muertos que no han sido suficientemente buenos para entrar en el paraíso, ni tan malos como para entrar en el infierno, quedando obligados a vivir eternamente a mitad de camino. Lo cual nos vendría a decir que la tierra es una especie de purgatorio.

Hasta la fecha se ha conservado una gran riqueza de tradiciones relativas a estos seres aunque la relación hadas-humanos es muy compleja. Por una parte, existe mutua dependencia, la cual es regida por unos parámetros muy diferentes, ya que el mundo de las hadas tiene sus propias leyes, distintas, fuera de nuestra cotidianidad.

Las hadas viven en lugares muy diversos: lagos, bosques, ríos, en las flores, en la brisa, en las flores, en los rayos del sol, etc. Debido a ello sus tamaños y formas son muy variados. Se calcula que miden entre sesenta centímetros y un metro. A veces pueden tomar forma humana o de animales.

Existen hadas buenas y malas por lo cual, a lo largo del tiempo, los humanos (sobre todo en los pueblos) han creado toda una serie de amuletos y rituales para protegerse de éstas últimas.

Las hadas buenas son generosas y dan pan y semillas a los pobres y necesitados y, también, ayudan a los seres humanos. Son amables si se las trata con respeto y con cariño y no se les niegan favores. Cuando son molestadas son vengativas y tienen muy mal genio.

Para evitar los enfados de las hadas malas y ganarse la amistad de las buenas, hay varios rituales que deben seguirse seriamente.

Las hadas son etéreas y traslúcidas y así es como las podemos ver. Normalmente, sin embargo, son invisibles porque se sitúan en el plano astral en el cual ellas pueden observarnos pero nosotros no.

Según la Teosofía, las hadas conectan el mundo visible con el invisible. Hacen una función de puente, son la conexión. Absorven Prana (vida) del Sol y lo reparten en nuestro físico.

Suelen estar entre nosotros alrededor de 100 años, si descienden al mundo terrenal. Le dan color a todo lo que nos rodea. Colaboran con el hombre trabajando sobre sus proyecciones mentales, controlan los elementos como fuego, aire y agua.

En caso de querer profundizar en el mundo de las hadas, se deberá utilizar un ágata botswana o un ópalo.

E ágata botswana energizará nuestra áura y nos ayudará en nuestra búsqueda de lo desconocido.

El ópalo despertará nuestras habilidades psíquicas y místicas. Estimulará nuestro reino espiritual y despertará nuestra visión.

Bendiciones!

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