
A través del conocimiento de las deidades femeninas que se veneraban en la más remota antigüedad y de sus ancestrales ritos matriarcales, las mujeres podemos recuperar nuestra autoestima, perdida durante tantos siglos de dominación patriarcal y menosprecio por lo femenino, transformando las viejas creencias que nos limitan y recuperando todo nuestro potencial.
Al vernos reflejadas en las diosas griegas podemos encontrar la raíz de muchas de las paradojas que envuelven la vida de la mujer actual. Se espera de nosotras que seamos hermosas, como Afrodita; fuertes como Atenea o Artemisa; maternales como Deméter; dependientes como Perséfone; femeninas y espirituales como Hestia; esposas perfectas como Hera… Pero estas expectativas ajenas nos conducen a experimentar una fuerte división de la personalidad, atrapada entre polaridades e inmersa en un mar de actividades que lejos de guiarnos hacia la realización de nuestras metas nos produce sentimientos de frustración e impotencia.
El panteón griego marca un punto de transición entre los cultos de orientación matrifocal y el triunfo del patriarcado. En él encontramos tres grupos de diosas, ellas son Artemisa, Atenea y Hestia, como arquetipos de mujeres independientes; Hera Deméter y Perséfone, diosas vulnerables y Afrodita, diosa alquímica que aparece en el momento en que necesitamos abrirnos al amor.
Las griegas sintetizan los aspectos desmembrados de la Gran Diosa. Desde entonces, podemos decir que las mujeres fuimos “etiquetadas” y cumplimos los distintos roles que nos son propios de un modo desintegrado. Fuimos enajenadas de nuestra esencia y actuamos en consecuencia, sobre la base de esos patrones.
Ellas son fuertes modelos que rigen nuestra conducta a lo largo de toda nuestra vida. Es por eso que resulta muy importante para todas nosotras llegar a conocerlas.
Las griegas sintetizan los aspectos desmembrados de la Gran Diosa. Desde entonces, podemos decir que las mujeres fuimos “etiquetadas” y cumplimos los distintos roles que nos son propios de un modo desintegrado. Fuimos enajenadas de nuestra esencia y actuamos en consecuencia, sobre la base de esos patrones.
Ellas son fuertes modelos que rigen nuestra conducta a lo largo de toda nuestra vida. Es por eso que resulta muy importante para todas nosotras llegar a conocerlas.
Bendiciones!
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