martes, 1 de septiembre de 2009

PODER PERSONAL

El poder personal es la clave para el éxito en los rituales, en el trabajo, en las relaciones y en la vida. Sin poder personal, el éxito es prácticamente imposible. Si no crees en ti mismo en lo más profundo de tu ser, el éxito será esquivo. El poder personal es creer en ti.

El poder personal podría incluir lanzar rayos desde tus dedos, hacer que toda la gente que hay en una habitación se quedara inmóvil, u ordenar que haya un terremoto. Pero ejemplos más probables serían decir sinceramente lo que sientes; pedirle a tu jefe un aumento de sueldo, lleno de confianza, durante la fase de la luna oscura; decir "no" sin reservas; decir "si" con alegría, y tomar decisiones inmediatas que contribuyan a tu mayor bien. Todas éstas son manifestaciones del poder esencial, la raíz de todo éxito, es la creencia más básica, pero con mucha frecuencia es oscurecido en nuestra sociedad. El poder es creer en ti.

La magia funciona por la convicción, por la fe. Cuando echas un hechizo, debes creer que puedes hacerlo con éxito; de lo contrario, tu esfuerzo será en vano. Lo mismo se aplica a conducir un automóvil, a hacer un balance de tu chequera, o a programar tu videograbadora. Si crees que puedes, lo harás; si crees que no puedes, no lo harás.

Reclamar tu propio poder personal es creer en ti. La única persona que puede disminuir tu poder personal y tu creencia en ti eres tú. Nadie puede quitarte poder, pero tú puedes entregarlo.

Reclamar el poder personal implica sellar tus escapes de poder, concederte más autoridad y promocionarte, respetarte y quererte. Reclamar el poder personal es creer en ti. Para encarnar la creencia en ti mismo/a, para subir el volumen de tu poder esencial, debes hacer uso de las cinco técnicas de poder: pedir lo que quieres, decir la verdad, asumir las responsabilidades de tus propias experiencias, prestar atención y mantener tus compromisos.

Pedir lo que quieres
En esta sociedad, cuando pides algo, se espera que lo hagas dando pistas, haciendo gestos o maniobrando amablemente para conseguirlo. Cuando un paquete es pesado y quieres que alguien te ayude a cargarlo, haces un débil intento de levantarlo y emites un gruñido audible. Cuando no te gusta un plato que has pedido en un restaurante, no lo devuelves y pides otra cosa. Posiblemente dirás que no tienes hambre, mientras esperas secretamente que alguien se ofrezca a restarlo de la cuenta.

Pasas por todo esto en lugar de limitarte a pedir que te ayuden con una carga pesada o decir que te gustaría que te sirvan otro plato. Pedir lo que quieres es algo directo, poderoso y efectivo. Al oír una petición directa, la mayoría de la gente está dispuesta a ayudarte a conseguir lo que quieres. Somos gente servicial y no nos gusta decepcionar a los demás. Pide lo que quieres y probablemente lo obtendrás. Pide lo que quieres y creerás en ti.

Decir la verdad
Cuando una persona miente, una parte de ella muere. Cuando no dices la verdad acerca de tus pensamientos, tus sentimientos o tus actos, estás diciéndote que no eres merecedor de la verdad, que eres menos que la otra persona, que sólo eres lo que los demás creen que eres. Cuando temes el juicio de los demás, les estás dando responsabilidad de juzgarte, la prerrogativa de decidir lo que está bien y lo que está mal para ti, y la libertad de darte forma y dar forma a tu vida a su antojo.

Decir la verdad te permite decidir quién eres y qué forma tendrá tu vida. Al decir la verdad le estás diciendo a tu subconsciente que estás orgulloso de ti y que no permitirás que nadie gobierne tus pensamientos y tus actos. Decir la verdad es creer en ti.

Asumir la responsabilidad de tus experiencias
No seas una víctima de nadie. En otras palabras, no busques excusas: elige. Cuando llegas tarde y te excusas diciendo que ha sido culpa del tráfico, o de la canguro, o de una reunión inusualmente prolongada, le estás diciendo a la otra persona, y a ti mismo, que has sido víctima del tráfico, de la canguro, o de la reunión, y que esas excusas son tu amo. Asumir la responsabilidad no significa aceptar la culpa, sino aceptar que tú eres quien resolverá el problema.

Si es lo bastante importante, lo harás. por ejemplo: llegar a la hora al trabajo es tu responsabilidad, y llegar tarde simplemente significa que no calculaste bien el tiempo, independientemente de cuál sea tu excusa. Si tu jefe te firmara un cheque de un millón de dólares y te dijera que te lo va a dar si llegas puntual todos los días durante un mes, muy probablemente encontrarías la manera de estar en el trabajo a tu hora, al menos durante el mes siguiente, incluso si ello implicara dormir ahí. Admitir que es más importante en tu vida te da poder. Asumirla responsabilidad de tus experiencias es creer en ti.

Prestar atención
La multiplicidad de tareas es la ruina de la existencia espiritual. Cenar sentado delante de la tele es un ejemplo de cómo no disfrutar de la comida y, al mismo tiempo de no ver el programa de televisión. Prestar atención implica vivir la vida en cada momento. Cuando no estás concentrado en lo que estás haciendo, estás caminando ciegamente por la vida, esperando que llegue algo mejor. Pero cuando te concentras completamente en lo que estás haciendo, independientemente de cuál sea la tarea, entras en el espacio liminal: ese lugar en el que no existe nada más, en el que te conviertes en tu actividad. Eso es la dicha: estar tan absorto que no te importa nada más. Parafraseando a Nietzsche: "La mayor dicha existe cuando vives de manera tal que elegirías repetir esta vida una y otra vez, eternamente".

Presta atención a la fuente de tu dicha. Prestar atención es creer en ti.

Mantener tus compromisos
¡Simplemente hazlo! La marca Nike eligió la frase Just do it (¡Simplemente inténtalo!) por un motivo: porque intentar significa fracasar. Si sólo lo vas a intentar, entonces estás dejando abierta la puerta trasera para que entre el fracaso. Cuando sólo pretendes intentarlo, antes de empezar te estás diciendo que no tendrás éxito, que no eres lo bastante bueno para tener éxito, pero que necesitas actual porque es lo que se espera de ti. O lo haces o no lo haces. Intentarlo es perderte el respeto. Mantener tus compromisos es hacer lo que dices que vas a hacer, con otra gente, y sobre todo contigo mismo. Cuando no mantienes tus compromisos, te estás diciendo que no eres de fiar. Cuando haces lo que dijiste que harías, estás orgulloso de tus logros y empiezas a creer que no hay nada que no esté a tu alcance. Mantener tus compromisos es creer en ti.

Conservar el poder en tu vida personal significa también conservar tu poder en tu vida mágica, laboral y espiritual. Cuando te escondes de quien eres y de lo que eres, cuando minimizas la importancia de tus creencias, estás permitiendo que otras personas den forma a tu experiencia de la vida.

¡Ponte en pie y hazte valer! Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando estés muy emocionado, exprésalo; cuando quieras algo, pídelo; cuando quieras la verdad, dila; cuando desees tener una experiencia, tenla; cuando quieras amor, dalo. Cuando quieras que otras personas crean en ti, creen en ti mismo.

Bendiciones!

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