lunes, 8 de junio de 2009

INTRODUCCIÓN A LA ASTROLOGIA

Cuando los seres humanos apenas sabían hacer fuego y tallar hachas de piedra, al caer la noche, el cielo brillaba sobre sus cabezas con todo su esplendor.

Hoy apenas podemos hacernos una idea de lo que suponía para ellos la visión de las estrellas y la luna noche tras noche. Resultaba fácil observar cómo la luna crecía y menguaba hasta desparecer y luego renacía cual delgada línea de luz sobre el horizonte.

También se dieron cuenta de que unas estrellas estaban siempre en el mismo lugar del firmamento, mientras que otras se movían. A estas últimas les llamaron “planetas” que significa “errantes”.

El misterio y el caos que envolvían el mundo para los seres humanos solo empezó a desvelarse cuando éstos se dieron cuenta que existían unos ciclos periódicos en la Naturaleza: el cambio del día a la noche, el crecer y decrecer de la Luna, el retorno de las estaciones a lo largo del año.

En muchas civilizaciones antiguas (China, India, Babilonia, Aztecas y Mayas) los sabios observaban meticulosamente a los astros y anotaron sus movimientos, sus periodicidades.

El Sol, la Luna y las estrellas permitían que el ser humano se orientase en el tiempo y en el espacio (por ejemplo al navegar). El poeta griego Hesíodo (hacia el 700 antes de Cristo) describía el año campesino en su obra “Los trabajos y los días”:

“Cuando asciende (aparece por el horizonte) la constelación de las Pléyades, comienza entonces la cosecha y ara cuando descienden. Cuarenta días y cuarenta noches seguidas permanecerán ocultas, pero cuando reaparezcan, afila tu hoz para la nueva cosecha”.

Pero de la observación de los astros no solo se obtenían beneficios prácticos. El Sol, la Luna y las estrellas simbolizaban a los dioses e incluso algunas civilizaciones les consideraron dioses en sí mismos. Para descifrar la voluntad divina, se observaron sus movimientos, periodicidades, las relaciones que se establecían entre ellos, etc.

En Babilonia, Egipto, China o Mesoamérica, los astrónomos eran a la vez sacerdotes y consejeros. Interpretaban los fenómenos del cielo y predecían sus efectos en su comunidad, especialmente con respecto a asuntos de estado (guerra, paz, destino de sus reyes). Los fenómenos extraordinarios como los cometas o los eclipses eran interpretados como el anuncio de una desgracia y los seres humanos debían hacer plegarias o sacrificios para reconciliarse con sus enojados dioses.

A partir del mundo griego, la Astrología se “democratiza” y ya no solo se interpretan los fenómenos celestes para asuntos comunitarios sino para el individuo. La carta astral, hasta entonces solo para reyes, se levanta para cualquiera que acuda al astrólogo. El astrólogo de entonces, precisaba saber leer y escribir, y además poseer conocimientos matemáticos y científicos. Por ello, la Astrología fue practicada por personas con cultura, estando al servicio de la nobleza, el clero y los profesionales liberales. Se utilizaba tanto para predecir el tiempo atmosférico (previsiones para navegantes) como en Medicina (Astrología Médica) y, evidentemente, para conocer el destino.

Hasta el siglo XVIII su enseñanza se impartió en las universidades, pero con el auge del racionalismo, decayó hasta su consideración actual de superstición y entretenimiento para el vulgo.

Algunos de los hoy considerados “padres de la Ciencia” se dedicaron a la Astrología entre sus actividades. Unos por obligación más que por devoción, como Galileo (en esa época, se era astrólogo y astrónomo a la vez); otros, como Kepler, introdujeron importantes avances tanto en Ciencia como en Astrología.

Tras el racionalismo de la Ilustración, la filosofía derivó hacia el mecanicismo y el positivismo que tanto han hecho avanzar a la Ciencia y a la Técnica, pero que también nos llevaron hacia un siglo XX sin alma, cuyo punto crítico fueron las dos guerras mundiales que destruyeron el optimismo de creer que, gracias a la ciencia, la vida humana no haría más que mejorar y mejorar.

Con la era Hippie, el ser humano vuelve la cabeza hacia el Oriente en busca de la espiritualidad perdida y también recupera antiguas creencias, jamás borradas del todo, pero sí marginadas. Entre ellas la Astrología, que ahora gracias a los descubrimientos científicos y técnicos (nuevos planetas, descubrimientos acerca la psique humana, acceso a los ordenadores, etc.) está progresando; actualizándose y llegando a más gente que nunca.

Bendiciones!

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