
Tú, que abres los manantiales de los ríos y de las fuentes; Tú, que mandas a la humedad, que equivale a la sangre de la tierra, se transforme en savia de las plantas, te invocamos.
A nosotros, que somos móviles e inestables criaturas, háblanos en medio de las grandes conmociones del mar y temblaremos ante tu voz, háblanos en el murmullo de las aguas límpidas y ansiaremos el amor de tus manos.
¡Oh inmensidad, en la cual van a perderse todos los ríos del ser, que incesantemente renacen en ti!
Profundidad que te exhalas a las alturas, condúcenos a la verdadera vida por la inteligencia y el amor, llévanos a la vida por los caminos ocultos !Guíanos¡
Bendiciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario