lunes, 14 de septiembre de 2009

LA MAGIA DEL SIETE

Definitivamente, son muchos los antecedentes históricos y actuales del siete, los cuales lo han convertido en un número muy popular en nuestros tiempos.

Algunos lo llaman el número de la perfección, del misticismo y de la suerte. Lo cierto es que se trata del número más popular de todos los tiempos, ya sea en la religión, en la astrología y hasta en las matemáticas. Como el siete no hay dos. Es el número cabalístico por excelencia.

El número siete es considerado por muchos un número afortunado. Número cabalístico para la Biblia; cuando Buda nació dio siete pasos y en mitología japonesa son siete los dioses de la suerte. Incluso en el bingo se le llama “el número de la suerte”.

Todo comenzó el día que terminó la creación del universo: después de seis días de inspiración, Dios decidió culminar su obra para poder tomar un merecido descanso, y es que ya desde entonces, el séptimo día de la semana, el sábado, es de descanso (la Iglesia Católica movió el asueto para el domingo, para tener su propio día festivo, diferente al sabath judío).

¿Por qué fueron exactamente siete días? Según algunas interpretaciones de la Biblia, los siete días que duró la creación se basaron en las fases que necesita toda acción creadora, desde el nacimiento y el desarrollo hasta la evolución. Entonces podemos entender que cuando un proceso creativo alcanza la séptima fase, es que ha alcanzado su máxima evolución.

El número siete lo encontramos en repetidas ocasiones a lo largo de la historia, desde los filósofos más importantes del mundo antiguo como Pitágoras, que lo calificó el número de la perfección, hasta Aristóteles, que imaginó el universo como una gran bóveda compuesta por siete capas transparentes, cada una de la cuales giraba sobre la tierra por sí misma y a diferente velocidad que las demás. Tal concepto del universo vive aún en la expresión de “el séptimo cielo”.

El siete ha gozado de un halo mágico, de un mensaje esotérico. En cuestiones de numerología, que ya era usada en Mesopotamia, se pensaba que todos los dioses tenían números; entonces se asignaban valores numéricos a las letras del alfabeto y esto era utilizado para obtener el significado de los nombres.

La filosofía de Pitágoras dice que el siete tiene una gran energía psíquica y es el único número que en soledad se encuentra bien, además se considera el más extraño y misterioso de todos, posee una fuente de conexión con toda la Creación, esto enfatiza su secreto y como dicen los sabios; “todos los sietes son queridos”.

Tal vez por esta y otras razones, se ha convertido en el número de la suerte favorito para ganar dinero en apuestas o juegos de azar, claro que no todos apuestan a la suerte, algunos prefieren pedir un deseo al final de los siete colores del arcoiris, donde se encuentra sepultada la famosa olla de las monedas de oro cuyo único fin es que nadie se lleve su tesoro.

La preocupación del duendecito nos hace recordar que la avaricia es uno de los siete pecados capitales, así como la envidia que sintió la madrastra de Blanca Nieves que al ver la belleza de su hijastra la mandó asesinar pero que finalmente se salva y termina al cuidado de los siete enanitos que atendieron a la bella princesita hasta que pudo casarse con el príncipe de sus sueños.

El siete es en verdad, un número ligado a la vida de la mujer; un ejemplo de esto es el ciclo lunar, que se compone de cuatro etapas de siete días cada una, y esta división es la base para los siete días de la semana y las cuatro semanas de un mes.

Por consecuencia, el siete es el número que controla el ritmo de la vida sobre la Tierra, incluyendo los ciclos de las mujeres, de los cuales la vida humana depende.

Pero así como todo tiene su lado positivo y negativo, el siete también se manifiesta de diversas maneras: puede ser el número que ha sido fuente de inspiración y confianza, pero también puede generar desorientación y una búsqueda sin fin de respuestas racionales.

Todo esto depende de cómo se le tome; si hablamos de los orígenes divinos podemos evocar a los siete arcángeles, que en algunas culturas también son llamados constructores del orden universal. Estos fueron los que elaboraron los mundos a las órdenes de Dios; entidades de gran poder en espíritu, tienen a su cuidado el orden de los siete planetas conocidos en la antigüedad y que componen el sistema solar.

Asimismo podemos hablar de las siete iglesias que se mencionan en el Apocalipsis; se ha pensado que éstas representan siete etapas de la historia eclesiástica en orden cronológico. Según la Biblia dos eran buenas, dos eran malas y tres eran en parte buenas y en parte malas. La profecía dice que unas fueron condenadas y desaparecidas y otras son recordadas y alabadas.

El número siete se usa simbólicamente y se entiende como inicio de plenitud, cuando se alcanza la pureza y la perfecta armonía. Las creencias orientales hablan de los siete niveles de evolución para así lograr una completa armonía con el Universo.

¿Será que la meta de todo ser humano es llegar a este estado de perfección?

Bendiciones!

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